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🚨 Crisis sin freno en el campo mendocino: los pequeños productores, acorralados por la economía y el abandono 🚨
🚨 Crisis sin freno en el campo mendocino: los pequeños productores, acorralados por la economía y el abandono 🚨
NOTICIAS
8/12/20254 min read
En Mendoza, la tierra del sol, del buen vino y de los frutales que hacen historia, el campo chico se muere de a poco. Lo que alguna vez fue el orgullo de la provincia, con familias trabajando la tierra generación tras generación, hoy enfrenta su hora más oscura: menos chacras, más deuda y un futuro cada vez más incierto.
📉 Un mapa productivo que se achica y se concentra
Los datos son brutales. Entre 2002 y 2018 desapareció casi el 20% de las explotaciones de menos de 10 hectáreas. Hoy, la mitad de las fincas de Mendoza son minifundios, pero ocupan apenas el 0,7% de la tierra cultivada. Mientras tanto, un puñado de grandes propiedades —apenas el 5% del total— concentra más del 90% de la superficie agrícola.
En la vitivinicultura, el panorama es igual o peor: 54,8% de los viñedos tienen menos de 5 hectáreas, pero representan apenas el 13,7% de la superficie total. En menos de diez años se dieron de baja 1.576 viñedos, y más de mil eran pequeños. La sangría de productores es constante.
En horticultura, la postal se repite: el número de quinteros familiares se redujo a la mitad en apenas 16 años, aunque la superficie cultivada se mantiene estable en 30-35 mil hectáreas. Esto significa que la tierra sigue produciendo, pero cada vez en menos manos.
🌪 El año que golpeó como nunca
La temporada 2023 quedará marcada en rojo en la historia del agro mendocino. Heladas tardías y granizo destruyeron cerca de 26.000 hectáreas de vid y frutales. La producción se desplomó, el consumo interno de vino cayó y las bodegas, con depósitos llenos de stock de años anteriores, dejaron de comprar uva o pagaron tarde y mal.
En el Valle de Uco, la Sociedad Rural lo dijo sin vueltas: “Se rompió la cadena de pagos”. Cheques diferidos sin fondo, pagos que nunca llegaron y productores sin capital de trabajo para arrancar la nueva temporada. Muchos tuvieron que vender maquinaria, despedir empleados o abandonar fincas.
💸 Un cóctel que ahoga
A la crisis climática y productiva se suma un cóctel económico explosivo:
Inflación en dólares que encarece todo lo importado.
Altos costos logísticos en una provincia alejada de los puertos.
Suba de insumos importados: fertilizantes, repuestos, agroquímicos.
Presión fiscal sobre actividades de baja rentabilidad.
Un tipo de cambio desfavorable que hasta 2023 castigó a las economías regionales.
El resultado es devastador: “Producir cuesta más de lo que rinde”, repiten los chacareros. Muchos jóvenes rurales abandonan el campo buscando trabajos más estables en la ciudad o incluso en otras provincias.
💧 El drama del agua: sin riego, no hay vida
En Mendoza, el agua es oro. Los pequeños productores con menos recursos no pueden costear perforaciones ni sistemas de riego por goteo. La mayoría sigue usando riego por surcos, un método del siglo pasado que desperdicia miles de litros y reduce la productividad.
En años de sequía —y hubo más de 12 seguidos antes de 2024— las dotaciones de agua por canal se recortaron y los productores que no podían pagar un pozo privado perdieron parte o toda su cosecha. En 2023, por primera vez, se vieron sistemas de aspersión fija en fincas hortícolas piloto de Tupungato y San Rafael, pero son casos aislados.
🏛 Lo que hace el Estado… y lo que falta
El Gobierno provincial puso en marcha medidas de emergencia:
Fondo Compensador Agrícola (FCA): $1.465 millones en indemnizaciones a 319 productores (en su mayoría con fincas de menos de 30 ha) tras la catástrofe 2023.
Exenciones impositivas y de cánones de riego.
Prórrogas de deudas y bonificaciones eléctricas para el bombeo.
Actualización 2025-26 del FCA: hasta $2 millones/ha por pérdida total y coberturas especiales para horticultores.
También se entregaron tractores comunitarios a pequeños viñateros y se lanzaron líneas de crédito para riego tecnificado. Sin embargo, los productores advierten que esto es apenas un parche: la raíz del problema —la falta de rentabilidad y la concentración de la tierra— sigue intacta.
🤝 La resistencia: cooperativas y agroecología
En medio de la tormenta, cooperativas, asociaciones campesinas y federaciones intentan sostener a la agricultura familiar.
ACOVI y el INTA impulsan un plan para evitar el éxodo rural y proteger tierras cultivables frente al avance inmobiliario.
Productores organizados en UTT, UST y FeCoCAF apuestan por la agroecología y el agregado de valor, con conservas, bioinsumos y semillas criollas.
Ferias y almacenes campesinos permiten vender directo al consumidor, evitando intermediarios y mejorando el precio recibido.
Aun así, muchos productores no son dueños de la tierra que trabajan. Arriendan, y eso les impide invertir a largo plazo. Reclaman políticas claras de acceso a la tierra para garantizar soberanía alimentaria.
🏔 El caso del Valle de Uco y Tunuyán: un gigante con pies de barro
El Valle de Uco aporta el 20% de la superficie vitícola y el 22% de los frutales de Mendoza. Es el principal polo hortícola de la provincia. Sin embargo, en Tunuyán y alrededores, la frase se repite: “La viña hoy no es rentable”.
Cada año, más chacras se venden a inversores que las convierten en emprendimientos turísticos o countries vinícolas. El precio de la tierra sube, y los pequeños chacareros no pueden competir. Sin un ordenamiento territorial serio, la producción de alimentos cede espacio al negocio inmobiliario.
Mario Leiva, de la Sociedad Rural del Valle de Uco, lo dijo sin vueltas: “Pensar en abandonar la agricultura por la minería es un error enorme. Ninguna renta minera compensará lo que produce el agro”.
⚠ Un futuro que se juega ahora
Mendoza sigue siendo la capital del vino argentino, pero si la tendencia continúa, ese vino será producido por unos pocos gigantes mientras miles de familias rurales desaparecen del mapa.
El desafío para 2024-2025 es monumental:
Hacer rentable el trabajo de la pequeña finca.
Garantizar acceso al agua y tecnificación.
Frenar el avance inmobiliario sobre tierras productivas.
Apostar por políticas que incluyan al pequeño productor en las cadenas de valor.
Porque si el campo chico muere, no solo se pierde producción: se pierde la identidad misma de Mendoza.
📢 Panorama Uco – El Diario de Tunuyán
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