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La inseguridad sigue creciendo en Mendoza: los barrios “tranquilos” dejaron de serlo y los vecinos salieron a la calle a reclamar

La inseguridad sigue creciendo en Mendoza: los barrios “tranquilos” dejaron de serlo y los vecinos salieron a la calle a reclamar

NOTICIAS

8/7/20252 min read

Lo que hasta hace poco era una sensación de calma en varios barrios de Mendoza se ha transformado en una creciente preocupación. Vecinos de zonas tradicionalmente consideradas como “tranquilas” hoy sienten que ya no están seguros ni dentro de sus propias casas. Cansados de vivir con miedo, muchos decidieron organizarse y salir a la calle a exigir respuestas.

Uno de los focos más críticos se encuentra en el departamento de Guaymallén, especialmente en la zona comprendida por las calles Severo del Castillo, Avellaneda y Bandera de Los Andes. Allí, los vecinos denuncian una ola constante de arrebatos, robos a viviendas e incluso ataques en plena luz del día. La situación llegó al punto en que muchos ya ni siquiera se sienten seguros durante el día, y aseguran que los delincuentes actúan con total impunidad.

Según relatan los propios frentistas, los episodios de inseguridad se repiten semana tras semana. Las entraderas se volvieron comunes y lo más grave es que, en varios casos, los ladrones ingresan cuando las familias se encuentran en el interior de sus hogares. Esta escalada de violencia generó un quiebre en la convivencia barrial: ahora los vecinos están más atentos, más unidos y también más decididos a hacerse escuchar.

La situación derivó en una movilización espontánea frente a una comisaría local, donde decenas de vecinos exigieron mayor presencia policial, patrullajes constantes y cámaras de seguridad que realmente funcionen. Muchos de los presentes coincidieron en una misma crítica: las denuncias se hacen, pero no hay respuesta. “Los mismos delincuentes que detenés hoy, están robando otra vez mañana. Así no se puede vivir”, expresó un vecino durante la protesta.

Otros testimonios apuntaron directamente contra la falta de controles en la vía pública y lo que describen como “desidia policial”. Hay quienes aseguran que los móviles pasan por las calles pero no se detienen, aun cuando hay comportamientos sospechosos. La sensación de abandono por parte de las autoridades es cada vez más fuerte.

Pero el malestar no se queda solo en palabras. En varios sectores comenzaron a organizarse redes de vigilancia vecinal, grupos de WhatsApp comunitarios y patrullajes informales entre vecinos. La frase que más se repite es “no queremos que pase una tragedia para que alguien reaccione”. El miedo que antes paralizaba, ahora está empujando a muchos a actuar.

Desde el Gobierno, hasta el momento, no hubo declaraciones claras ni medidas concretas para dar respuesta a esta situación puntual. Mientras tanto, los vecinos insisten en que no van a dejar de reclamar hasta recuperar la tranquilidad que, según ellos, les arrebataron.

La inseguridad ya no distingue entre zonas peligrosas y barrios tranquilos. Y en Mendoza, cada vez son más los ciudadanos que sienten que están quedando solos frente a un problema que los supera.