¡Milei lo hizo otra vez: le robó el aumento a los jubilados

En una jugada feroz y sin corazón, el presidente Javier Milei le arrebató de un plumazo el aumento a los jubilados. Así, sin temblarle la mano, vetó completamente la ley que buscaba mejorar el haber mínimo para millones de abuelos que apenas sobreviven en esta Argentina cada vez más cruel.

Sí, leíste bien: Milei vetó todo. Cada artículo. Cada centavo. Cada esperanza.

La ley había sido aprobada por el Congreso con el respaldo de la mayoría, incluso con votos de La Libertad Avanza que se desmarcaron del discurso oficial. Era una señal de que la política podía, por una vez, ponerse del lado de los más necesitados. Pero no. En menos de lo que canta un gallo, Milei sacó la lapicera y tachó de la historia el derecho de los jubilados a vivir con dignidad.

¿El argumento? Siempre el mismo: “no hay plata”. Pero mientras tanto, hay dólares para importar autos de lujo, hay negocios millonarios con empresas amigas y hay sueldazos en la casta libertaria. Para los jubilados, en cambio, ni siquiera migajas. Solo desprecio.

Los abuelos que trabajaron toda una vida hoy tienen que seguir eligiendo entre comprar medicamentos o pagar el alquiler. El gas sube, la comida sube, los remedios suben… pero para Milei, ellos no merecen ni un peso más.

¿Sabés cuánto ganan hoy? $206.000. Con eso tienen que cubrir comida, remedios, transporte, impuestos, alquiler. Una burla. Una vergüenza. Una condena al abandono.

El veto fue un mazazo directo al alma de la Argentina.

Y mientras tanto, el presidente se burla desde las redes, festeja con memes, y llama “delincuentes” a los que intentaron proteger a los jubilados. ¿Eso es gobernar? ¿Eso es libertad? ¿Eso es amor por la patria?

Este veto no es solo un acto político. Es un acto inhumano. Es dejar morir en vida a millones de argentinos.

Pero que sepa Milei algo: los jubilados no están solos. Y el pueblo no olvida. Porque en cada abuelo hay una historia de lucha, de esfuerzo, de país. Y por mucho que intente borrar sus derechos con una firma, la dignidad no se veta. ¡La dignidad se defiende!